15O.

En Paris viví una manifestación enorme. Llegué a mi casa a encontrarme con la escasa asistencia al evento en Monterrey. Lejos de hablar de miedos, apatías e indiferencias, el resultado me asombró. En Monterrey quienes luchan, luchan con el corazón rebosado de pasión, sembrando esperanza en la aridez de las circunstancias que nos embargan. Construyen del dolor amor por su tierra y por su prójimo, besando el suelo y elevando los brazos al cielo. Ya no convoco más, comparto el amor por un mundo mejor que sólo juntos podemos crear.

Abrazo una manifestación hermosa que duele pero da vida.