Hay asuntos para los que no sólo las palabras no son suficientes, sino que incluso no existen palabras. El Amor, increíblemente pasional te descubre en un sofá frente a los ojos verdes de quien amas, y...
no hay palabras.
Hay algo que se dice en el silencio, algo enorme, infinito que las letras recortan con su voz, con su presencia-límite, la palabra cuchillo que se dedica a delimitar el qué, el cómo y el cuánto de lo que existe.
La palabra viene cual obrera ayudante del deseo, del consuelo, de la razón. De todo aquello que se sabe existente, y que por existible, dimensionable.
Pero, ¿para aquellas cosas que son sobradas de toda dimensión?
-La tristeza y el dolor.-
Hay momentos para los que aunque intentases enrollar tus sentimientos y acomodarlos en una palabra de aliento:
silencio.
¿Qué se dice en lo no dicho?
Todo aquello que no cabe en la palabra. Que las letras nos robaron. Huecos legibles en las tantas faltas de la ciudad, nos hemos comido más que una letra.
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